The Spanish version is at the end of the English version
One question I have never asked is “Why me?” It is just a silly question in many ways. It is like asking “why is the sky blue?” “ Why do we die?” “Why is Jennifer Lopez so gorgeous? (I had to say it, sorry wife)”. The answer is simply: “Just because”! Put in a very blunt way, this happened to me because STUFF happens and this time it was my turn.
Looking at it from a statistical perspective, spinal cord injuries are statistically possible (low probability but still possible) so I was the lucky one in this case. Somebody has to make that small percentage. In this case it was me. I took it for the team.
Looking at it in more spiritual way, asking God “Why me?” is sort of an arrogant question. Who am I to question God’s plan for me? God made this happen to me for a reason. A reason that I might never be able to understand. It does give me peace of mind to think that this is part of a bigger plan. I hope I deliver against His plan as best as I can and exceed His expectation. (Darn, I am sounding so corporate….that happens after you work many years in Corporate America).
I remember one summer day while in Shepherd, all the floor patients were having lunch at a big table in the therapy room. It was me plus half dozen more patients. Each of us had different stories, different realities, different degrees of sadness or happiness. Each of us was having lunch in the way our disability allowed us. I remember experiencing an intense sense of sadness as I looked at a 13-year-old quadriplegic boy being fed by his dad. Right there, I came to the realization and conviction that if I had to ask WHY, it was definitely not WHY ME but WHY HIM? WHY that 13-year-old boy with so much yet to live? Why that 13-year-old boy who had not yet savored the magnificent magic of this world?
That night I could not sleep. I became overwhelmingly anguished by the thought of something like this ever happening to my kids. I spent hours talking to God. I spent hours thanking God for letting this happen to me and not to my kids, telling God that I’d take what happened to me 1000 times more as long as my kids never have to go through this. If this happened to my kids I wouldn’t be able to bear the pain. Then my sadness went downhill when I thought of my Mom and Dad. I thought of the pain they might be going through, the pain of seeing his big and strong son in a wheelchair. I felt so impotent about how little I could do to console them.
During that time, I became very anemic. This is the worst an Italian mother can hear. My mom was so uncomfortable with the fact that I was anemic that she tried so hard to push me to eat. She was desperate to delete the word anemic from the Piscopo’s vocabulary. She even wanted my poor sister to find a hen, dead or alive, to make me a hen's legs soup (hen's legs soup is supposed to be excellent to combat anemia). On top of that, I was really trying to watch my weight (being overweight makes things very difficult for people with a spinal cord injury). For Italians, the best way to show love is through food. She would prepare the most delicious dishes to show her love and support. I had to say No to her delicious lasagnas (for those that know my mother, they know how good her lasagnas are) No to her mouth-watering profiteroles, No to her yummy focaccias. That was devastating for her………BTW my mother actually makes and sells these dishes; if you live in her area and are interested let me know….(mom, this commercial was brought to you free by blogspot.com!).
I dedicate this post to my Mother and Father. Not only because they are an amazing pair of folks but because the way they have helped me through this journey has been nothing less than extraordinary; because they still have that incredible PARENT POWER to soothe me, to make me feel that everything will be all right; because even at my age, they still lead by example in every single episode of their lives, of my life… Because despite everything, they are still very proud of me……
VERSION EN ESPANOL SPANISH VERSION
¿Por qué a mí?
Una pregunta que nunca me he hecho es "¿Por qué a mí?" En realidad, es una pregunta tonta por dondequiera que se vea. Es como si uno preguntara "¿Por qué el cielo es azul?" o "¿Por qué morimos?", "¿Por qué Jennifer López es tan bella?" (Discúlpame esposa, tenía que decirlo). La respuesta es fácil: sencillamente porque... en dos platos, porque así es la vida! Y esta vez me tocó a mí.
Desde una perspectiva estadística, las lesiones de la médula espinal son estadísticamente posibles (poco probables, pero posibles) y esta vez yo me gané el premio gordo. Alguien tiene que hacer la diferencia en las estadísticas. En este caso fui yo.
Desde una perspectiva más bien espiritual, preguntarle a Dios "¿Por qué a mí?" me parece una actitud arrogante. ¿Quién soy yo para cuestionar el plan que Dios diseñó para mí? Dios me envió esto a mí por una razón. Una razón que quizás nunca llegue a comprender, sin embargo, me tranquiliza pensar que esto es parte de un plan más grande. Y yo espero estar a la altura de Su plan y hasta rebasar Sus expectativas. (Sueno muy corporativo, ¿verdad? Ocurre después de trabajar muchos años en Corporate America).
Recuerdo un día de verano en el Shepherd: todos los pacientes del piso estábamos almorzando alrededor de una gran mesa, en la sala de terapias. Estábamos yo y una media docena de pacientes más. Cada uno de nosotros tenía una historia diferente, diferentes niveles de tristeza o alegría. Cada uno de nosotros llegaba hasta donde nuestra discapacidad nos lo permitía. Recuerdo que sentí una profunda sensación de tristeza al ver a un muchacho de 13 años cuadripléjico a quien su padre estaba dando de comer. Fue en ese momento cuando me di cuenta y entendí que si tenía algo que PREGUNTAR, definitivamente tendría que ser no "¿Por qué a mí?" sino "¿Por qué a él?" "¿POR QUÉ a ese muchacho de 13 años con toda una vida por delante?" "¿Por qué a ese muchacho de 13 años que todavía no había saboreado la magia de este mundo?" Esa noche no pude dormir. Me apabullaba profundamente la idea de que algo similar pudiera pasarles a mis hijos. Pasé horas hablando con Dios, agradeciéndole que me hubiera escogido a mí y no a mis hijos, diciéndole que soportaría todo esto 1.000 veces más siempre y cuando mis hijos no tuvieran que pasar nunca por esta experiencia. Si esto les pasara mis hijos, no podría aguantar el dolor.
Desde una perspectiva estadística, las lesiones de la médula espinal son estadísticamente posibles (poco probables, pero posibles) y esta vez yo me gané el premio gordo. Alguien tiene que hacer la diferencia en las estadísticas. En este caso fui yo.
Desde una perspectiva más bien espiritual, preguntarle a Dios "¿Por qué a mí?" me parece una actitud arrogante. ¿Quién soy yo para cuestionar el plan que Dios diseñó para mí? Dios me envió esto a mí por una razón. Una razón que quizás nunca llegue a comprender, sin embargo, me tranquiliza pensar que esto es parte de un plan más grande. Y yo espero estar a la altura de Su plan y hasta rebasar Sus expectativas. (Sueno muy corporativo, ¿verdad? Ocurre después de trabajar muchos años en Corporate America).
Recuerdo un día de verano en el Shepherd: todos los pacientes del piso estábamos almorzando alrededor de una gran mesa, en la sala de terapias. Estábamos yo y una media docena de pacientes más. Cada uno de nosotros tenía una historia diferente, diferentes niveles de tristeza o alegría. Cada uno de nosotros llegaba hasta donde nuestra discapacidad nos lo permitía. Recuerdo que sentí una profunda sensación de tristeza al ver a un muchacho de 13 años cuadripléjico a quien su padre estaba dando de comer. Fue en ese momento cuando me di cuenta y entendí que si tenía algo que PREGUNTAR, definitivamente tendría que ser no "¿Por qué a mí?" sino "¿Por qué a él?" "¿POR QUÉ a ese muchacho de 13 años con toda una vida por delante?" "¿Por qué a ese muchacho de 13 años que todavía no había saboreado la magia de este mundo?" Esa noche no pude dormir. Me apabullaba profundamente la idea de que algo similar pudiera pasarles a mis hijos. Pasé horas hablando con Dios, agradeciéndole que me hubiera escogido a mí y no a mis hijos, diciéndole que soportaría todo esto 1.000 veces más siempre y cuando mis hijos no tuvieran que pasar nunca por esta experiencia. Si esto les pasara mis hijos, no podría aguantar el dolor.
Como era de esperarse, mi tristeza fue aún más profunda cuando pensé en mi mamá y en mi papá. Pensé en el dolor que seguramente estaban sintiendo al ver a su hijo, grande y fuerte, en una silla de ruedas. Me sentí tan impotente al ver que era muy poco lo que podía hacer para consolarlos. Para completar las cosas, quedé muy anémico. Esto es lo peor que puede oír una madre italiana. Mi mamá se sentía tan mal que yo estuviera anémico que hacía lo imposible para que yo comiera. Quería a toda costa borrar el término anémico del vocabulario de los Piscopo. Hasta se le ocurrió pedirle a mi pobre hermana que buscara una gallina, viva o muerta, para hacerme una sopa de patas de gallina (pues se supone que es excelente para combatir la anemia). Y como si no fuera poco, yo tenía que cuidar mi peso (ya que el sobrepeso hace que todo sea mucho más difícil en las personas con una lesión en la médula espinal). Para los italianos, la mejor manera de demostrar amor es a través de la comida. Mi mamá me prepara los platos más deliciosos que uno pueda imaginar para demostrarme su amor y su apoyo. Sin embargo, yo tenía que decir "No" a sus exquisitas lasañas (los que conocen a mi mamá, saben lo rico que son sus lasañas); "No" a sus divinos profiteroles; "No" a sus ricas focaccias. Para ella esto era demoledor. A propósito, mi mamá prepara estos platos para vender; si ustedes viven cerca de ella y les gustaría comprar lo que ella prepara, me lo hacen saber. (Mamá, ¡este comercial te salió gratis, cortesía de blogspot.com!).
Amigo, no tenía idea de que estás pasando por esto. Leer tu historia, sobre todo en este momento, me ayuda a conseguir perspectiva y paz. Sin duda que nuestras vidas forman parte del plan de Dios. Lastimosamente, de pronto pensamos que nuestra voluntad debería ser mayor a Su Voluntad.
ReplyDeleteSigue adelante, sigue con fé y sigue fuerte. Eres un gran hombre y se que saldrás adelante
Dear Enzo, I can't wait to read the rest of the "saga", it's an example of what everybody should think, and how to have a lively mind ,I admire you.
ReplyDeleteMy dear cousin Enzo, I am very very very very proud of you and your wife ……
ReplyDeleteMi querido primo Enzo, estoy muy muy muy muy orgullosa de ti y de tu esposa ....