At Emory, thanks to the power of narcotics the pain went down. There, it was about waiting: waiting for the surgeon, waiting for more test results, waiting for what’s next. I went through different stages: from panic, to faiths, to laughter.
I remember saying that if this is something God had sent me, it was for a reason and my goal would be to honor His will with the highest dedication, excellence and love.
The surgeon finally came. He shared the news that my injury was located in a very tricky place; therefore two surgeons would be needed: one to open the path to the injury spot and the other to “fix” the problem. The description of what the surgery entailed was surreal: break a rib; collapse a lung and so on. He also mentioned to me the probabilities of success. I only remember the probabilities of a successful outcome not the risks. I only remember him say that the chances that I would not be able to move my feet were only 40%. Kind of high, I agree but I would still be able to move my legs and my hips. So technically, I could still walk. I remember he gave me very high chances, up in the 80%, that I would be able to move my legs and my hips. My positivism and optimism erased the potential risks from my mind. I don’t remember he told me that I could end up in a wheelchair, let alone paralyzed for the rest of my life. My wife assured me that the surgeon did mention it.
Later came the surgeon that would open the path. He explained the surgery to me. As part of the ornaments of the conversation, he shared with me how sad he was that he could not save his dad from paralysis. …. Why was he saying that to me? What does his dad’s paralysis have anything to do with my injury? At that point, the chance of me being paralyzed was not in my portfolio of potential outcomes.
My surgery did not start until very late that evening. I left to the operating room laughing; making jokes, full optimism, with a sense that something great in my life was about to happen. In fact, my wife, sister and cousins say that I was a little bit delusional. Maybe it was because of the drugs or maybe it was because I was hearing God’s voice.
The surgery took 5 hours. After the surgery, as I awakened, the doctor asked me to move my legs. I did. He came out of the operating room saying that surgery was a success. I was taken to my room. My wife went home to be with my kids and I guess I slept like a baby. Next morning, my wife called to check on me and I asked her to bring me a Grande Non-fat six pump white mocha……….
SPANISH VERSION (VERSION EN ESPANOL)
Las horas antes de la cirugía
En el hospital Emory, gracias al poder de los narcóticos, pudieron controlarme el dolor. Lo que ocurrió en esas horas se resume en una palabra, "esperar": esperar al cirujano; esperar los resultados; esperar a ver qué pasa. Mientras tanto, pasé por varias etapas: del pánico a la fe, a la risa. Recuerdo que dije que si esto era algo que Dios me había enviado, sería por una razón, y que mi meta sería cumplir con Su deseo con la mayor dedicación, excelencia y amor.
Finalmente llegó el cirujano. Nos dijo que la lesión estaba en un sitio muy delicado y que se necesitarían dos cirujanos: uno abriría el camino hasta la lesión y el otro "arreglaría" el problema. La descripción de la cirugía fue surrealista: romper una costilla; desinflar un pulmón... También hizo referencia a las probabilidades de éxito. Solo recuerdo las probabilidades de éxito; no los riesgos. Recuerdo que me dijo que había solamente un 40% de probabilidad de que no volviera a mover mis pies. No muy alentador, debo admitir, pero podría mover las piernas y las caderas. Por lo tanto, técnicamente podría caminar. También recuerdo que me dijo que la probabilidad de que moviera las piernas y las caderas era de hasta 80%. Mi positivismo y optimismo borraron los posibles riesgos de mi mente. No recuerdo que el cirujano me dijera que podría terminar en una silla de ruedas; mucho menos que quedaría paralítico por el resto de mi vida. Mi esposa me asegura que el cirujano sí mencionó esa posibilidad.
Luego llegó el cirujano que abriría el camino hasta la lesión. Me explicó la cirugía. Para ensalzar la conversación, me mencionó lo triste que se sentía porque no había podido evitar la parálisis en su papá. ¿Por qué me decía eso? ¿Qué tenía que ver a parálisis de su papá con mi lesión? En ese momento, la probabilidad de una parálisis no estaba en mi portafolio de posibilidades.
La cirugía comenzó muy tarde en la noche de ese mismo día. Cuando me llevaron para el quirófano estaba de lo más risueño, diciendo chistes, lleno de optimismo, con la profunda sensación de que algo grande estaba por ocurrir. De hecho, mi esposa, mi hermana y mis primos pensaron que estaba un poco delirante. Quién sabe, es probable que haya sido por el efecto de los medicamentos o porque estaba oyendo la voz de Dios.
La cirugía duró cinco horas. Después de la cirugía, cuando desperté de la anestesia, el doctor me ordenó que moviera las piernas. Las moví. Salió del quirófano diciendo que la operación había sido un éxito. Me llevaron para mi habitación. Mi esposa se fue para la casa para estar con los niños y yo dormí como un bebé. El día siguiente, mi esposa me llamó para saber cómo estaban las cosas y yo le pedí que me trajera un café Grande Non-fat six pump white mocha.
Enzo, thanks for sharing your story. It is captivating to read and your optimism and sense of humor is amazing.
ReplyDeleteEnzo, thank you, I really admire you and what you and Gaby and your family have been working and coming through. I know it is not an easy journey and that you take the time to share it with other is admirable.
ReplyDeleteKeep the positive attitude! I have always said Patience is a Virtue and to always look at the bright side of things and nothing will ever be negative.
Hugs
A
Enzo, Thanks so much for sharing your story. Your faith, your optimism, and your laughter is amazing.
ReplyDeleteEnzo, you are a source of inspiration for a lot of us!!
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